Comanchería: un western actual, inteligente y crítico

Comanchería (Hell or High Water) es una de las mejores películas que he visto en el cine estas navidades. Se trata de un western o, más bien, un neo-western ya que aunque contiene todos los elementos de este género, la acción transcurre en Texas en la actualidad. De hecho recuerda mucho a las incursiones en este tipo de cine que han hecho los hermanos Coen con películas como No Es País Para Viejos (2007) o Valor de Ley (2010) -la presencia de Jeff Bridges en Comanchería también hace inevitable la comparación-.

La trama va de atracos a bancos, como en todo buen western que se precie. Una pareja de hermanos desesperados por su situación económica se dedican a robar sucursales para intentar salir del atolladero. Están con el agua al cuello, expresión a la que alude el título original «Hell or High Water» y que yo traduciría -muy libremente- por «Susto o Muerte».

Efectivamente, cuando se está desesperado quedan dos opciones: una esperar a ahogarse sin hacer nada, la otra tirar para adelante de cualquier manera -ir al infierno como dice el título- y que sea lo que Dios quiera. Los protagonistas optan por la segunda opción aunque las consecuencias previsiblemente serán nefastas para ellos.

Con esta premisa Comanchería aborda la crítica política de la situación social de EEUU -en este caso de Texas- tras las consecuencias de la reciente crisis económica. El guion nos habla de las inmorales prácticas ejercidas por los bancos para arrebatarle todo a la gente más desfavorecida, y de cómo se ha empobrecido la población perdiendo el empleo y las tierras, quedando estas últimas acaparadas en manos de los bancos.

Desde este punto de partida es imposible no simpatizar con la cruzada de los dos protagonistas, la cual además tiene su cierto punto ético. Sin embargo el guion pronto se encarga de dejarnos claro que ni los blancos son tan blancos, ni los negros tan negros, sino que la realidad se teje en una maraña de grises. Algo por otra parte también muy típico de la generación westerns más maduros de mediados del siglo pasado.

El contrapunto a los dos hermanos atracadores lo da el sheriff Marcus Hamilton interpretado magníficamente por Jeff Bridges y su compañero Alberto Parker encarnado por el actor Gil Birmingham. Ambos emprenden la persecución de los ladrones de bancos a través de las áridas tierras de Texas. El personaje de Bridges es un racista y sarcástico cascarrabias, de vuelta de todo, que está a punto de jubilarse; su compañero un indio de origen comanche que le acompaña estoicamente a pesar de ser el centro de todas las bromas racistas. Los dos forman una pareja de policías bastante estereotipada, todo hay que decirlo.

Los hermanos Howard está interpretados por Ben Foster y Chris Pine -a este último lo recordaréis por su papel del capitán Kirk en las nuevas entregas de Star Trek-. Ambos están correctos en sus interpretaciones, pero no resisten la comparación con el enorme Jeff Bridges. Es lo que tiene compartir reparto con una leyenda del cine como él.

El ritmo de Comanchería no decae nunca, a lo cual contribuye la ajustada y adecuada duración de la película. El director David Mackenzie sabe alternar los momentos de calma con los de acción para mantener al espectador en tensión estando todas las escenas magníficamente rodadas.

Comanchería es un neo-western con atracos, acción, persecución, investigación policial y crítica política y social. Que además cuenta con la presencia de Jeff Bridges. ¿Qué más se puede pedir? Pues que tenga una moraleja tan inteligente como cierta: la banca siempre gana y sus intereses están por encima de la Ley.

No dejéis de verla.

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