Borgen: una buena serie sobre política, aunque algo superficial

La política está de moda. Por suerte, por desgracia o por la crisis económica. Esto es así y se refleja en el panorama audiovisual donde surgen diversas propuestas para mostrarnos los entresijos del politiqueo. Algunos ejemplos son The Thick of It, El Ala Oeste de la Casa Blanca o House of Cars.

De Dinamarca nos llegó Borgen (2010-2013) una serie que se centra en las andanzas de Birgitte Nyborg (Sidse Babett Knudsen) como la primera mujer presidenta de dicho país, y nos cuenta sus problemas, decisiones, negociaciones, sacrificios y en general todos los tejemanejes de la política danesa. Estamos ante una serie de alto nivel, aunque no exenta de problemas. Vamos a repasar sus pros y sus contras.

Birgitte Nyborg es la líder del partido de los Moderados, un ficticio partido de centro. Eso ya nos sitúa en un punto medio que permite abordar tramas a derecha e izquierda del punto donde pivota la protagonista. Sin duda es un acierto para el desarrollo argumental de la serie.

El problema está en el perfil de santurrona de la propia Birgitte: una política honesta, íntegra, siempre bien intencionada, sin mácula y sin tacha. Ese dibujo tan idealista resta mucha credibilidad al conjunto. Más que un relato realista de los entresijos de la política, finalmente Borgen no es más que la odisea de una heroína idílica. Es todo lo contrario de Frank Underwood (Kevin Spacey) en House of Cars. Un personaje que tampoco es muy creíble por las razones opuestas, pero que por lo menos su vileza le da un mayor punto de interés.

Que no se me entienda mal, no pienso que todos los políticos sean malvados o corruptos. Al contrario, existe mucha gente buena que trabaja desinteresadamente por lo que considera justo. Pero son personas, con virtudes y defectos, no santos.

Además, tras esa imagen de buenismo exagerado y de un partido «moderado», lo que en realidad se esconde es una ideología muy de derechas. Cuando los protagonistas debaten, se posicionan políticamente o toman decisiones suelen hacerlo de forma bastante reaccionaria. La serie intenta colarnos a través de la buena imagen de la protagonista que ser de centro y moderado es tomar posturas de derechas, algo nada inocente. El partido Moderado y Birgitte Nyborg podría ser el equivalente de Ciudadanos y Albert Rivera.

La serie es bastante episódica, en el sentido de que cada capítulo se centra en un tema. Esto es algo negativo a la hora de engancharse a la trama general, que es bastante pobre y avanza muy lentamente. Sin embargo es muy interesante por la cantidad de temas que trata como la inmigración, la economía, la influencia de las grandes empresas, el ecologismo, la política internacional, etc.; por poner solo algunos ejemplos.

Otro acierto de Borgen es que desde el principio de la serie tienen clara la importancia de los medios de comunicación en la política. Desde el capítulo uno paralelamente a lo que ocurre en el gobierno vemos también lo que ocurre en los estudios de televisión. Por no hablar del hecho de que sitúan al asesor de prensa -o asesora, según el caso- como mano derecha de la primera ministra. Por desgracia el enfoque acaba resultando bastante superficial, muy lejos de cómo se trataba el tema de la prensa en, por ejemplo, The Wire, que lo hacía con mucha más profundidad.

Los guionistas apuestan también por mostrar el lado personal de los protagonistas para contextualizarlos y humanizarlos. Pero lo cierto es que estas tramas secundarias son bastante flojas, incluso tontorronas en algunos casos. Lo que debería darle profundidad al dibujo del personaje, realmente acaba restándole credibilidad.

Técnicamente la serie está en lo más alto. Si no fuera porque es evidente que estamos en Dinamarca, Borgen podría pasar sin problemas por ser una serie de la HBO. La fotografía, las localizaciones y la producción son estupendas. Los actores y actrices realizan un gran trabajo, ya sean principales o secundarios. Mención especial a Sidse Babett Knudsen, sobre la que recae todo el peso de la serie y de lo que sale más que airosa.

Si bien a mí no me acaba de resultar del todo creíble como una muestra real del mundo de la política, y creo que es una representación bastante light de lo que realmente puede llegar a ocurrir en las altas esferas y los entresijos del poder; también reconozco que Borgen puede ser una serie muy interesante para los no iniciados, y que quizá ayude a abrir los ojos a lo realmente complicada que es la realpolitik.

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